Miércoles 21 de agosto de 2013 a las 18:05 hrs.
Mi amadísima hija, la renovación y purificación de la Tierra
ha comenzado ahora a medida que Mi Hora se acerca. Mi Segunda Venida no puede
tener lugar hasta que la contaminación del pecado haya sido erradicada, a
través de la limpieza necesaria en esta Tierra.
Mientras la Tierra será purificada, las almas de cada credo
quedarán sumidas en una renovación del espíritu y muchos soportarán una
terrible batalla espiritual. No entenderán lo que están soportando, pero
permitiré esto debido a Mi Misericordia. A fin de estar aptos para comparecer
ante Mí y ser dados Vida Eterna en el Nuevo Paraíso, las almas primero deben
ser purificadas. Esta purificación tendrá lugar en la Tierra, para aquellos que
vivirán a través de la persecución del Anticristo, así como para aquellos que
vivirán a través de la transición hacia el Nuevo Paraíso. La Tierra, al mismo
tiempo, comenzará su propia renovación y todo mal será erradicado, etapa por
etapa.
Agradezcan que Mi Padre no ha perdido Su Paciencia y que no
castiga a Sus hijos, de acuerdo a la gravedad de sus pecados. Agradezcan
también que no solo les da Su Espalda y simplemente se lleva a aquellas almas
que verdaderamente lo aman de esta Tierra, la cual por su iniquidad, le
disgusta.
Mi Padre persevera porque Sus hijos son Su Creación y no
permitirá que sean arrebatados por Satanás. Tan celoso estaba Lucifer, que
cuando Mi Padre creó al hombre a Su Propia Semejanza, juró luchar hasta el
último día a fin de volver al hombre contra Su creación.
Mi Padre intervendrá, por Amor, a fin de volver impotente la
fuerza de Satanás. Todo intento, de la versión de Satanás del Dios Trino,
compuesta por el falso profeta, el anticristo y el espíritu del mal, será
frustrado. Esta batalla será fea, injusta para muchas almas, quienes serán
demasiado débiles para luchar por librarse de las garras del mal, pero será
ganada por Dios Todopoderoso.
Deben, todos ustedes, recurrir a Mi Padre y rogarle que
rescate sus almas y los proteja de seguir a la bestia en el camino a la
perdición.
Su Jesús