Viernes 21 de junio de 2013 a las 11:50 hrs.
Mi amadísima hija, conforme el paganismo continúa
propagándose como un virus a lo largo del mundo, el hombre comienza a
establecerse a sí mismo como Dios. Muchas sectas que no aceptan la
existencia del Verdadero Dios, honran en su lugar a la bestia en sus templos.
Estas pobres almas, cuyo amor por sí mismos, el cual brota de una feroz
ambición, han establecido templos, los cuales descaradamente honran a Satanás. Para
muchos externos, estos templos parecen como iglesias, las cuales honran a Dios,
pero no sean engañados. Su único propósito es adorar a la bestia, quien les
promete vida eterna. Él les promete que rindiendo homenaje a su amor a sí
mismo, el cual sustituye al amor de Dios, ganarán un paraíso eterno de placer.
Las promesas hechas a ellos por la bestia, quien se comunica
con ellos claramente, están diseñadas para engañarlos a creer una mentira. Que
si ponen ante el altar de la bestia – el falso dios que adoran en lugar de a Mi
amado Padre – sus peticiones por placeres mundanos y autogratificación serán
recompensadas. Si ponen sus necesidades primero, antes que otros, creen que se
serán fortalecidos con gran riqueza, control y libertad.
Estas personas son alentadas a colocarse a sí mismos antes
que Dios y a buscar tales poderes que serán capaces de derrotar el Reino Divino
de Dios. Tristemente, harán todo lo necesario para lograr su ambición de
riqueza y control sobre otros a través de pura avaricia. Ellos destruirán las
vidas de otros. Matarán a fin de alcanzar sus objetivos y maldicen a Dios todos
los días.
Cuando maldicen a Dios llevan a cabo misas negras, muchas de
las cuales se llevan a cabo en secreto y son concurridas por personas
poderosas, incluyendo a aquellos quienes dicen que sirven a Dios en Sus
Iglesias. Sus ceremonias satánicas son comunes y están orgullosos de sus
actos. Ellos proclaman orgullosamente que sus edificios son templos, ya que no
tienen vergüenza en sus almas. Estos templos están configurados para rendir
homenaje a Satanás, no a Dios, sin embargo los harían creer lo contrario.
Serán castigados por Mí por sus crímenes en contra de la
humanidad y las obscenidades en contra de Dios, de lo cual son culpables. Muchos
de ellos maldicen a Mi Padre al usar los términos que son únicos a Él. Mi Padre
dijo: "Yo Soy el Principio". "Yo soy" se utiliza para
denotar su amor a sí mismos y emularán todo acto, obra santa, y repetirán
palabras, las cuales fueron dadas al mundo por Dios, con el fin de profanarlo.
Sus templos serán, durante el Gran Castigo, despedazados por
Dios y se volverán estériles y vacíos sin ninguna clase de poder sobre los
hijos de Dios. A ellos, sin embargo, como a todos los hijos de Dios les será
dada la oportunidad de rechazar a Satanás antes del Gran Día. Algunos aceptarán
Mi Mano de Misericordia, pero muchos la rechazarán, ya que creen en las
mentiras diabólicas, las cuales están impresas sobre sus almas por la bestia.
Creen que, controlando al mundo, ampliando su conocimiento
del universo, controlando la vida al extender la vida humana y mermando la
población global se volverán como Dios.
Satanás es muy cuidadoso en cuanto a cómo él captura sus
almas. Él les muestra grandes visiones del futuro, el cual les dice es suyo.
Les dice de grandes eventos, los cuales han de llevarse a cabo en el futuro, el
cual es suyo si lo quieren. Todas son mentiras. Nada de lo que él les dice es
cierto. Satanás tiene muchos poderes, los cuales le fueron dados por Dios, como
Lucifer, uno de los ángeles más poderosos en la jerarquía de Mi Padre. Les
muestra a sus seguidores bellas imágenes de un futuro glorioso, el cual dice
será suyo si le entregan sus almas a él. Ellos creen en sus promesas del
futuro.
La mentira más grande es que Satanás puede predecir el futuro,
pero esto nunca puede ser. La profecía solo puede venir de Dios. A nadie
se le ha legado este don, el cual solo puede brotar de los Labios de Dios.
Satanás no pueden predecir eventos futuros, detalles de los cuales solo pueden
ser dados a los profetas de Dios. Si creen en las promesas de Satanás, su vida
se convierte en una mentira y la Vida Eterna no puede ser suya, a menos que
acepten la Verdad.
Dios les ha prometido Vida Eterna. Mi Promesa de venir otra
vez y llevarlos al Paraíso es Verdad. No insulten a Dios al rechazar la
Verdadera.
Su Jesús