07.04.2013 23:18
Sábado 06 de abril de 2013 16:30 hrs.
Hija Mía, no importa cuán difícil o
solitaria sea esta Misión, siempre debes seguir obedeciendo mi Hijo. Debes
respetar cada petición que se te hace. Debes responder a todas las tareas que
se esperan de tí, incluso si esto significa que incurrirás en la ira de los
demás.
A cada uno de los visionarios de Dios, a
quien me he aparecido, sufrieron a manos de aquellos que los rechazaron
cruelmente. Aunque muchos de ellos fueron creídos con el tiempo, tú, hija
mía, sufrirás en mayor parte porque eres una profeta de Dios. Los profetas de
Dios siempre han despertado el odio entre Sus hijos, porque Satanás inflige la
más terrible flagelación contra los que comunican la Palabra de Dios.
Como el profeta del fin de los tiempos, tus
enemigos no solo consistirán, en los que rechazan y odian mi Hijo, sino en
aquellos que le aman. Tus enemigos serán más numerosos a todos los que vinieron
antes que tú. Es por esto que debes obedecer a mi Hijo en todo momento y
responder a Él rápidamente, porque Él hace estas cosas, y te pide que sigas Sus
instrucciones, para que Él te mantenga a salvo.
Has sido enviada para preparar el camino para Su Segunda Venida y con esta responsabilidad vendrá mucha tristeza. Ya que la mentira, el odio y la oposición violenta a estos Mensajes continúan, debes tu misma consolarte, porque sin esta Misión muchas más almas no aceptarían la Misericordia de Mi Hijo.
Reza por cada persona que inflija abuso sobre ti, porque cuando rezas por ellos, mi Hijo les iluminará y pronto abrirán sus ojos a la Verdad.
Has sido enviada para preparar el camino para Su Segunda Venida y con esta responsabilidad vendrá mucha tristeza. Ya que la mentira, el odio y la oposición violenta a estos Mensajes continúan, debes tu misma consolarte, porque sin esta Misión muchas más almas no aceptarían la Misericordia de Mi Hijo.
Reza por cada persona que inflija abuso sobre ti, porque cuando rezas por ellos, mi Hijo les iluminará y pronto abrirán sus ojos a la Verdad.
Yo, tu Madre amada, te cubro con mi manto
Santísimo y aplasto la cabeza de la serpiente cada vez que trata de hacerte
daño. Así que ahora, hija mía, ve en
paz. Confía en mí, la Madre de la Salvación, en todo momento, mientras
resguardo esta Misión especial. Confía en mi Hijo, porque Él sabe lo que está
haciendo. Deja todo en Sus Sagradas Manos.
Tu amada Madre
Tu amada Madre
Madre de Dios
Madre de la Salvación