Mi amadísima hija, las presiones impuestas
a Mis seguidores para rechazar estos Santos Mensajes van a aumentar.
Muchos seguidores Míos descarriados, rehusarán aceptar que estos mensajes son
Míos. Aunque sean bien intencionados en sus propósitos, ellos tomarán
medidas extraordinarias para alejar a la gente de Mí, con la convicción de que
están protegiendo a Mi Iglesia.
Yo soy la Iglesia, y en tanto Mis siervos
sagrados protejan Mis enseñanzas, Mi doctrina, Mis Sacramentos y Mi Santísima
Eucaristía, somos todos Uno. Aquellos, incluso los dirigentes de Mi Iglesia,
que cambien estas leyes, no son parte de Mi Iglesia. Estos cambios aún no han
sido presentados, pero cuando lo sean, causarán mucha aflicción.
Aquellos de vosotros que tenéis duda, por
favor no me rechacéis. Mientras vosotros me abrazáis de una manera, también
traéis lágrimas a Mis ojos. Puede ser que no me veáis ahora, pero pronto
sentiréis Mi Divina Presencia.
Os llamo a todos vosotros a prepararos
ahora para el gran espléndido futuro que tengo listo para vosotros. El cielo se
regocija mientras el Espíritu Santo descenderá pronto y traspasará
vuestros corazones con amor y reconocimiento. Tantas almas se salvarán, así de
grande es Mi amor. Nunca me rendiré. Vosotros sufriréis en Mi nombre pero esto
será olvidado cuando estéis a la puerta de Mi nuevo Reino. Todos estaréis
unidos como una sola familia.
Hablo de aquellos que están perdidos para
Mí, pero tengo toda la intención de extender Mi Misericordia a tantos como sea
posible. Venid a Mí y dejadme aseguraros del alcance de Mi absoluto Amor y
Compasión por cada uno de vosotros. Aquellos que me rechazan, y en algunos
casos me detestan, serán envueltos en Mis brazos mientras que alivio sus pobres
corazones e ilumino sus almas. Me convertiré es vuestra única esperanza cuando
finalmente os deis cuenta de que el oscuro sendero que habéis escogido no os
ofrece nada, sino infelicidad y temor.
Yo vertiré sobre todo el mundo Mis rayos de
Divinidad, llenos de Misericordia, y pronto limpiaré a toda la humanidad
para que podáis ser llevados a Mi Reino rápidamente. Mi tiempo ya está casi
aquí, mientras espero el día en el que Mi Padre me haga entrega de las llaves
de Mi Reino.
En cuanto se complete la Alianza final,
deseo traer a más de 7 mil millones de hijos de Dios a casa, finalmente, a su
eterno Paraíso. Este es vuestro legado final prometido a vosotros. No lo
rechacéis, pues el dolor que atraeréis sobre vosotros mismos es de temerse, y
si vosotros me volvierais la espalda, llegará el momento en que no podré hacer
nada más para salvaros.