Mi muy querida bienamada hija, debe ser sabido que aquellos
que dicen venir en Mi Nombre como profetas, pero que no hablan en las lenguas
del Cielo, están aumentando en número.
Muchísimas de estas almas están siendo infectadas por
ángeles caídos y hablan en cuidadosamente construidos, pero amorosos tonos,
reminiscente de aquello que vosotros esperaríais que fuera Mi Sagrada Voz.
¡Oh!, cómo Mis pobres devotos seguidores están siendo
engañados ahora y cuán confundidos estarán. ¿En quién confiar? ¿A quién seguir?
¿A quién creer?
¿No dije que muchos vendrían en Mi Nombre, pero pocos
hablarían con Mi Voz?
Hay menos de veinte que tienen permiso de impartir al mundo
la Palabra de Dios y esto incluye a aquellos a los que se les dan mensajes
divinos del Cielo por Mi Bienamada Madre.
Muchos otros videntes están también presentes en el mundo
pero su misión es diferente.
Su labor puede ser una de oración diaria para ayudar a
salvar a la humanidad, o una de sufrimiento personal, ofrecida como una ofrenda
a Mí, para salvar almas de Satanás. Sufrir de esta manera, voluntariamente,
aplasta el poder de Satanás sobre las almas de muchos hombres.
Mis profetas son pocos y vosotros los conoceréis por Mi
verdadera Voz, la cual golpeará los corazones y las almas de los hijos de Dios
de una manera que es imposible ignorar.
Mis mensajes al mundo para estos tiempos serán detallados y
desvelarán verdades no reveladas antes.
Mucho de lo que Yo os doy a vosotros ahora es simplemente
para recordaros Mis Enseñanzas.
Mucho de lo que Yo os presento a vosotros, es el alimento de
vida, dado a través de Mi Cruzada de Oraciones, para ayudar a salvar vuestras
almas y aquellas de otros en Mi Segunda Venida.
Muchos otros mensajes dados a otros serán similares pero no
entrarán en tanto detalle.
Sus misiones son igual de importantes ya que convertirán
almas.
Siempre recordad esto. Yo estoy tratando de mostraros cuánto
os amo y deseo revelar la Verdad de Mi existencia.
La prueba de esto será al fin revelada a todos los hijos de
Dios pronto.
Por favor no pelear entre vosotros tratando de superaros
mutuamente en términos de vuestro conocimiento espiritual.
La Verdad es esta:
Ningún hombre conoce la Verdad contenida en los Sellos
escondidos en el Libro del Apocalipsis.
Como Yo os he dicho antes, ellos fueron sellados, en el
Libro de la Verdad, hasta ahora, los Tiempos del Fin.
Yo, Jesucristo, el Cordero de Dios, ahora abro estos para
prepararos para Mi Nuevo Reino.
A vosotros se os ha dado la Sagrada Escritura para prepararos
y ahora debéis permitirme a Mí, el Rey de la humanidad, deciros la Verdad de lo
que está por venir.
Al hacer esto, me será posible llevaros a través de lo que
será un campo minado de engaño, persecución y odio.
Permitidme, todos vosotros, incluyendo a todos los miembros
de Mi Iglesia en la Tierra, traeros sobre estos últimos obstáculos a la Vida
Eterna.
Mi Iglesia debe confiar en Mí. Debéis quitaros vuestros
grilletes de miedo y duda y permitirme darme a conocer, a través de estos
mensajes.
Reconoced Mi Amor en su pura y simple forma.
Mi Amor no es sofisticado y envuelto en sílabas místicas.
Él es evidente para que vosotros veáis, pero, lleno de tal
compasión que pasaría a través de vosotros como una llama de reconocimiento, si
soltáis vuestra armadura de orgullo y de miedo.
Cuando hacéis esto, será más fácil para vosotros seguirme a
Mí, Vuestro Jesús.
Yo vine como Salvador la primera vez.
Vengo, una vez más, como Salvador esta última vez. Solo que
esta vez Mi tarea es incluso más pesada.
El Amor a Dios ha muerto en el mundo. Es solo un parpadeo.
Si Mi Segunda Venida se llevara a cabo ahora, pocos
entrarían al Paraíso.
El Aviso, Mi Regalo de Mi Divina Misericordia ayudará a
convertir a la mayoría de la humanidad.
Ayudadme a preparar a Mi rebaño. Necesito que Mi Iglesia en
la Tierra, tanto el clero como los laicos, me ayuden a salvar a todos los hijos
de Dios.
Por favor, aceptad Mi Mano a medida que Yo alcanzo y
extiendo Mi Llamada a todas las naciones.
Venid Conmigo, vuestro bienamado Jesús.
Seguidme esta vez.
No me rechacéis como los Fariseos lo hicieron.
Esta vez vosotros debéis reconocer Mi Voz.
Vosotros debéis saber ya cómo hablo Yo ahora, ya que se os
han dado las Sagradas Escrituras.
Vuestro Jesús
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