Mi hija, cuando se
apoderen de la Iglesia de Mi Hijo, la serie de acontecimientos que se
desarrollarán, serán exactamente los mismos que los que se produjeron durante
Su Crucifixión.
El ruido será
ensordecedor en la medida que los enemigos de Dios se apoderen de Su Cuerpo y
lo profanen. Ellos se regocijarán y gritarán grandes proclamaciones en medio de
grandes aplausos por los impostores, que se escucharán en todas partes, pues
esta será una ocasión en dónde ganarán a muchos enemigos obstinados y a
antiguos enemigos de la Iglesia de Mi Hijo. Cada nuevo tipo de declaración
sobre el significado de la Santa Palabra de mi Hijo fluirá de sus bocas. Cada
mentira, astutamente camuflada, para que parezca tener sentido, se utilizará
para atraer a los hijos de Dios en esta nueva iglesia renovada. Cada pecado
justificado, para que más personas ajenas sean acogidas en los templos de Dios,
hasta que finalmente la confusión total será presenciada dentro de sus muros.
Mientras ellos estén
demoliendo la Iglesia de Mi Hijo, ladrillo a ladrillo, el remanente de mi Hijo
será obligado a huir de él. Cada argumento, cada gesto y cada defensa, de los
que permanecen fieles a la Iglesia presente de mi Hijo, serán despreciados.
Esto será una Crucifixión en silencio, al igual que lo que mi Hijo soportó
cuando padecía, con poco más que un gemido. Las voces de aquellos que van a
seguir proclamando la Verdad no recibirán cobertura de los medios de
comunicación. Ninguna atención. Incluso si se las arreglan para hacer oír sus
voces, serán demonizados por hacerlo.
Insto a todos los
que amáis a mi Hijo y quien comprende que estas señales fueron predichas, que
debéis continuar sirviendo a mi Hijo. Muchos sacerdotes, en lugar de luchar por
su fe, y de permanecer fieles a mi Hijo, se irán. Otros no cederán y ellos proporcionarán el Alimento de Vida para todos
los que buscan la Presencia Verdadera de mi Hijo.
Los enemigos de Dios
cometerán terribles sacrilegios, hasta que los tabernáculos se hayan profanado.
Cuando hayan logrado esto, a continuación, prepararán el trono sobre el cual se
sentará el anticristo.
Orad, orad, orad
para que aquellos de vosotros que conocen la Verdad sean capaces de ofrecer
consuelo a aquellos que van a sufrir enormemente a causa de la mayor apostasía
nunca vista, que se desarolla poco a poco ante vosotros, para devorar a la
Iglesia de mi Hijo, Jesucristo.
Mi tristeza es
grande y mi Corazón está pesado, a causa del engaño malvado que caerá incluso
en aquellos que aman a mi Hijo muchísimo. Su sufrimiento será el más grande de
todos.
Vuestra amada Madre
Madre de la
Salvación
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