Mi amadísima hija,
cuando te cuestionas por qué Yo, Jesucristo, habría de permitir el sufrimiento
en el mundo, deberías comprender la Voluntad de Dios. Muchas personas sufren en
el mundo, y siempre lo han hecho. El sufrimiento es causado por el hecho de
que, el pecado crea división entre los hombres. El pecado separa al hombre de
Dios y, por lo tanto, el hombre pecará contra el hombre. Yo permito el
sufrimiento porque esto trae a las almas más cerca de Mí, por medio de la
purificación que esas almas soportan. Yo no Me deleito en el sufrimiento. Al
contrario, Yo estoy presente en cada una de las almas que han de padecer dolor
y angustia. Es Voluntad de Dios que ciertas almas sufran más que otras, porque
será que gracias a esas víctimas, que otras almas que son menos merecedoras de
Mi Misericordia, podrán ser salvadas.
Yo sufrí
voluntariamente durante Mi Pasión, pero Mi dolor y humildad vencieron gran
parte del poder de Satanás. Satanás no puede humillarse a sí mismo, porque esto
es imposible. Por ello, es por medio de la humildad que emana del dolor del
sufrimiento, que las almas pueden diluir el poder que él tiene sobre los demás.
El dolor, la persecución, el sufrimiento, el ridículo y las burlas siempre
serán el destino de las almas elegidas de Dios. Esas almas son las más cercanas
a Mí, y Yo utilizaré este sacrificio suyo para atraer a esas otras almas, que
son las que más necesitan de Mi Misericordia, hacia el refugio de la salvación.
Esta lección es muy
dura para todos aquéllos que Me amáis, y puede parecer injusta. Pero sabed que
el sufrimiento os atrae aún más hacia Mí y que os dará la Vida Eterna Conmigo
en el Paraíso. No culpéis nunca a Dios por el sufrimiento que hay en el mundo,
porque fue causado en primera instancia, por la caída del género humano, cuando
los hijos de Dios sucumbieron al pecado del orgullo.
El orgullo es la
raíz de todo pecado y es causa de gran parte del sufrimiento en el mundo. El
orgullo conduce a todos los demás pecados, y así entonces causa la división en
el mundo y la falta de justicia. Estad seguros de que muy pronto el mundo comprenderá
finalmente el auténtico sentido de la Voluntad de Dios. Para entonces, la
voluntad del hombre se postrará en respeto/deferencia ante la Santa Voluntad de
Mi Padre. Hasta que no llegue ese día en que el hombre se libere a sí mismo del
orgullo y se humille ante el Señor Dios, el Altísimo, el sufrimiento no podrá
tener fin.
Cuando el mundo
acepte finalmente la Verdad y la Promesa hecha por Mí de volver de nuevo, Yo
enjugaré todas las lágrimas de vuestros ojos. Yo alzaré en gloria a los vivos y
a los muertos, y ellos reinarán con gran esplendor en el Nuevo Cielo y la Nueva
Tierra, cuando ambos se hagan uno en Mí. Cuando padezcáis sufrimiento, estad en
paz, porque éste terminará pronto.
Vuestro Jesús
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