Hijos, cuando vosotros sufrís en esta vida, os acercáis más a mi Hijo.
El sufrimiento, duro como es, trae Gracias especiales si es acogido voluntariamente para la salvación de almas.
Cuando vosotros sufrís, siempre recordad cómo sufrió mi Hijo.
La tortura física de Él, recordad, sería muy difícil de soportar por el hombre. Sin embargo, el sufrimiento mental puede crear el mismo dolor.
Para aquellos que luchan contra el sufrimiento debéis pedirme, a mí, vuestra bienamada Madre de la Salvación, que los ayude a sobrellevarlo.
Yo tomaré vuestro sufrimiento y se lo ofreceré a mi Precioso Hijo de vuestra parte, para salvar almas.
Él solo tomará lo que necesite y os dará consuelo. Él entonces aliviará vuestra carga.
El sufrimiento puede ser una forma de purificación del alma.
Rechazarlo y combatirlo no proporcionará alivio. Se convertirá en una carga mucho más pesada.
Cuando vosotros lo ofrecéis con amor, seréis aliviados de su peso y os pondréis contentos.
Nunca temáis al sufrimiento ya que os acerca más al Sagrado Corazón de mi Hijo.
Vuestra Bienamada Madre
Madre de la Salvación
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