Jueves 20 de Septiembre, 2012 a las 15:16 hrs.
Yo soy tu Esposo Místico y, como tal, tú continuarás
sufriendo para salvar almas.
Mi muy querida hija el momento para las mentiras sobre Mí,
que se extienden por todo el mundo, ha comenzado.
Como te dije antes, inventarán mentiras y crearán falsedades
acerca de Mí, Jesucristo, para que puedan negar Mi Divinidad.
Mi Divinidad es omnipotente.
He venido en la carne y humillándome de una manera en que la
gente no esperaba.
No he venido vestido como un rey.
No grité ni me jacté como un rey para que otros cayeran a
mis pies.
Yo no comando a otros a esperar en Mí.
En su lugar, he venido a servir.
He venido a rogar por vuestra salvación. Para ello tuve qué
humillarme al convertirme en un hombre, un hombre pobre, de origen humilde.
Mientras que he venido como un hombre, esto no significa que
Mi Divinidad fuera comprometida en ninguna manera. Yo nací sin pecado. Era
imposible para Mí pecar. Yo podía haber tenido los mismos deseos de la carne
como hombre, pero Yo nunca cometí pecado porque esto no podía ser. Yo fuí puro
en mente, cuerpo y espíritu.
Yo era como el hombre en diferentes maneras. Pero resucité
de entre los muertos.
Las mentiras que vayan emergiendo, donde se niega la Verdad
de Mi Existencia a través de una serie de falsedades, comenzarán a inundar la
tierra.
Dirán que Mi Cuerpo todavía se puede encontrar. Dirán que Yo
era casado. Dirán que Yo era simplemente un profeta. Después, tratarán de
demostrar, una vez más, que Yo era un hereje. Que he blasfemado contra Dios.
Ellos ridiculizarán Mis Palabras, a medida que éstas se están dando al mundo,
para luego destituírme.
Hacen esto por dos razones. La primera consiste en profanar
Mi Divinidad y presentarme como un simple hombre. La segunda es para crear duda
en cuanto a Mi papel como el Mesías.
Cómo insultan Mi Nombre!
Cómo confunden a mis seguidores!
No hagáis caso a las mentiras.
No les escuchéis cuando tratan de convenceros de que Dios no
creó el universo.
Porque todas estas distracciones están diseñadas para
debilitar vuestra Fe y robar vuestras almas.
Bloquead vuestros oídos a tal maldad. Cerrad vuestros ojos a
falsedades, ya que todo esfuerzo será hecho para convenceros de que Yo no era
el Mesías, el Salvador y Redentor de la
humanidad.
Qué ciegos son ellos.
Qué poco han aprendido.
Vuestro Jesús
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