Miércoles, 30 de mayo del 2012, a las 15:30 hrs.
Mi muy querida y amada hija, el tormento que te infligen
aquéllos que, careciendo de auténtica humildad, profesan hablar en Mi nombre,
se va a intensificar.
No escuches ninguna voz excepto la Mía. No discutas ni
respondas a los que me insultan.
Ellos han permitido que el orgullo humano Me bloquee y
luego, como si no fuese suficiente, Me persiguen.
Mi Segunda Venida será similar a los acontecimientos que
tuvieron lugar durante Mi tiempo en la tierra la primera vez.
Mi Santa Palabra será cuestionada, criticada, desestimada y
luego rechazada.
Los primeros en rechazarme serán los Míos, esas almas que
más Me aman.
Ellos se pondrán en primera fila para tirar la primera
piedra.
Mi agonía en el Huerto está siendo revivida una vez más, y
el dolor por Mi sufrimiento se está viendo duplicado.
Yo agonicé por los pecados de la humanidad, no solamente por
los de los que vivían en aquel tiempo, sino también por los de los que Me
rechazan hoy en día. Éstos Me hieren más, porque Yo morí por sus pecados. No
han aprendido nada.
Los que se burlaron de Mí y Me sacaron el ojo con la espina
más afilada de las que había en la corona, son los representantes de Mi Iglesia
en la tierra.
Ellos no aceptarán Mi Segunda Venida ni las advertencias que
Yo les revelo ahora.
Las almas humildes están devorando cada palabra pronunciada
por Mis labios como niños en una hambruna.
En cambio, los que se han alimentado con el conocimiento de
la verdad de Mis enseñanzas, apartan sus cabezas y miran para otro lado.
La humildad ya no está presente en las almas de muchos de
Mis seguidores, así que no serán capaces de beneficiarse de Mis gracias
especiales.
Hasta que no os hagáis pequeños ante los ojos de Dios, no
podréis oírme.
Hasta que no renunciéis a vuestro orgullo y arrogancia, no
sentiréis el poder del Espíritu Santo.
Cuando hoy Me rechazáis, estáis hundiendo el primer clavo en
Mi muñeca.
Cuando vosotros, Mis siervos consagrados, atacáis Mi Santa
Palabra, dada ahora a vosotros, claváis el segundo clavo en Mi otra muñeca.
En cuanto a esas pobres almas que no tienen ningún interés
por Mis Enseñanzas o por la Salvación que Yo di al mundo mediante Mi muerte en
la Cruz, no tienen a nadie que les guíe.
Ellas son las víctimas aquí. No están siendo conducidas
hacia Mí. Se les está negando la oportunidad de prepararse para Mi Segunda
Venida.
Ahora hago una llamada a Mis seguidores para que se
preparen. La batalla entre los creyentes empezará pronto. La mitad de ellos no
sólo denunciará estos mensajes sino que tratará de prohibirlos.
La otra mitad los usará para convertir a los demás.
Esas sencillas almas perdidas que no Me conocen en absoluto
Me conocerán en cuanto Yo les revele la verdad durante el Aviso.
Para ellos será más fácil ver la verdad de lo que lo será
para aquéllos que, diciendo que Me aman, ahora Me niegan.
Es por esto por lo que necesitáis rezar para obtener las
gracias que os permitan verme, oírme y dejarme prepararos para Mi Segunda
Venida.
No creáis jamás que será fácil seguirme de verdad,
especialmente en estos últimos tiempos.
Porque, esta vez, rendir homenaje en silencio a Mi Santa
Palabra no será suficiente.
Seréis como un nuevo recluta en un ejército. Necesitaréis
entrenaros, renovar vuestras almas, y venir a Mí por medio de los sacramentos,
para poder ser lo suficientemente fuertes y valientes para difundir Mi Santa
Palabra.
Difundir Mis oraciones de la Cruzada será vuestra primera
tarea.
Vosotros, Mi ejército, dirigiréis la mayor cruzada de Mi
santa misión en la tierra que haya tenido lugar jamás. Empezaréis pocos, pero
llegaréis a ser 20 millones.
Las oraciones y el sufrimiento de Mi Iglesia remanente
pueden ser suficientes para salvar a la humanidad entera. No olvidéis nunca que
vuestras oraciones pueden salvar las almas de los peores pecadores, tan poderosa
es la oración.
Así que preparaos para uniros. Preparaos bien porque harán
esfuerzos para deteneros. Aceptad los ofensivos insultos que os serán
proferidos.
Sabed que se os planteará todo tipo de argumentos a fin de
deteneros en vuestra misión. Pero sabed que Yo os guiaré, os dirigiré y os haré
fuertes.
Sabed también que vosotros, Mi ejército, seréis responsables
de la salvación de millones de almas. Almas que no habrían tenido absolutamente
ninguna esperanza.
Dejad que Mi amor toque vuestras almas y os una a todos,
como uno solo, en unión conmigo, vuestro Jesús.
Permitidme cubriros con Mi preciosa Sangre y que os otorgue
Mis dones, para ayudaros a permanecer leales a Mí, de forma que, por muy fuerte
que sea la tentación, no neguéis nunca Mi llamada.
Os bendigo a todos, Mi fuerte ejército.
Yo os guiaré, en vuestra marcha hacia la nueva Era de Paz, a
cada paso del camino.
Vuestro amado Salvador
Redentor de la humanidad
Jesucristo
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