Sábado, 3 de marzo de 2012 a las 14:33 hrs.
Mi niña, el sufrimiento de mi Hijo hoy es igual al
sufrimiento que padeció cuando estuvo en la Tierra.
El dolor que soportó entonces, que le causó el más grande
tormento, no fue Su Crucifixión, sino la manera en que Él fue rechazado.
Hoy Su palabra es rechazada así como lo fué entonces.
Se burlan de Él hoy de una manera que trae lágrimas y
sufrimiento, no solo a mí, Su amada Madre, sino a Sus devotos seguidores en la
Tierra.
Qué doloroso es ver cómo muchos hijos de Dios se han alejado
de los Santos Sacramentos y de las enseñanzas de la Iglesia.
Tantísimas almas están perdidas. Os suplico, hijos, que
levantéis la Cruz de Mi Hijo y guiéis con el ejemplo.
Abrazad a mi Hijo con sencillez de corazón.
Amar a Mi Hijo y honrar a Mi Padre Eterno es muy simple
hijos.
No analicéis nunca la Palabra de mi Hijo.
Simplemente seguid Sus enseñanzas las cuales nunca han
cambiado.
Escuchad las palabras de Mi Hijo mientras Él os habla ahora
desde los Cielos.
Él os llama a que preparéis vuestras almas para Su Segunda
Venida.
Cuando Él habla con vosotros ahora, Él lo hace por puro amor
a la Humanidad.
Su Sagrada Palabra nutrirá vuestras almas y las hará fuertes
de nuevo.
No rechacéis Su llamada hacia vosotros ahora.
Él quiere salvar a todas y cada una de las almas. Pero para
hacerlo,
Él debe recordaros la diferencia entre lo bueno y lo malo.
Muchísimos de vosotros no estáis siendo guiados ni
informados de la gravedad del pecado.
La tolerancia en vuestra sociedad y en la de las Iglesias, significa que, lo
que muchos de vosotros pensáis que no tiene ninguna consecuencia, puede muy
bien ser un pecado grave a los ojos de Dios.
La Iglesia está en una gran oscuridad en este momento y ha
sido un objetivo del engañador por muchos años.
Mi Hijo debe intervenir y guiaros ahora, ya que el cisma
dentro de la
Iglesia estallará pronto.
Despertad hijos. Debéis abrazar la verdad.
El mundo cambiará tanto ahora que no podrán reconocerlo.
Se os han sido enviados muchos mensajeros en el pasado, para
prepararos para este acontecimiento.
Éstas son las últimas advertencias que están siendo dadas a
la Humanidad para permitiros prepararos para la Gran Misericordia de mi Hijo.
Después de Su Divina Misericordia, cuando Él abra los ojos
de toda la Humanidad para que ellos presencien sus pecados, Él dará un poco más
de tiempo para que ellos busquen la redención.
Entonces os serán dadas direcciones para que preparéis
vuestras almas para la Segunda Venida de Cristo, Mi Bienamado Hijo, el cual
vendrá otra vez en su Gloria, como fue predicho.
Madre de la Salvación
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