Sábado 4 de enero de 2014 a las 13:50 hrs.
Mi niña, en anticipación al nacimiento de mi Hijo, los
dolores fueron evidentes por todo lo que nos ocurría. Huí hacia Isabel buscando
consuelo, sabiendo que ella era bendecida con habilidad y entendimiento, que le
fueron dados por el Espíritu Santo. Yo, y mi bienamado esposo, buscamos este
refugio de paz, en ese momento que estábamos tan agobiados de saber lo que
estaba por llegar.
Cuando mi tiempo se aproximaba, cada obstáculo, planificado
por el espíritu maligno, era puesto delante nuestro, a cada paso que dábamos.
Nos daban portazos en nuestras narices; la gente que conocíamos nos evitaba y
fuimos desterrados a la intemperie. Así que acabamos sin un techo sobre
nuestras cabezas y en un refugio adecuado solo para animales, mientras el Santo
Mesías venía al mundo como un indigente. No hubo ceremonias, ni coronación, ni
reconocimientos. Solo quedó una poca gente para consolarme en mi soledad. Pero
luego, cuando mi Hijo nació, todos los sentimientos de ansiedad se me fueron.
Todo lo que sentí fue el Amor de la Divinísima Presencia. La Paz finalmente
reinó en mi Corazón.
Por el Poder del Espíritu Santo, la ayuda y el consuelo nos
fueron enviados, aunque en número fueron poca gente. A pesar de que el
nacimiento de Jesucristo fue un acontecimiento humilde y sencillo/modesto –
donde solo unos pocos participaron – el rumor se había esparcido. Así es como
el Espíritu Santo actúa. Muchos habían esperado el nacimiento. Muchos habían
oído acerca de este acontecimiento y muchos, entonces, hablaron de ello. Cuando
fue hecho saber que Jesucristo, el Mesías prometido a la humanidad, había
nacido, la oposición empezó a crecer. El vicioso ataque de Herodes y todos
sus servidores, demostraron cuanto miedo pone la Presencia de Dios, en los
corazones de los hombres malvados.
Desde ese día en adelante, yo me volví la protectora de mi
Hijo, y mi bienamado esposo, José, organizó nuestra seguridad en muchas
ocasiones después de eso. Pasamos muchos años huyendo de un lugar a otro.
Tanta oposición enfrentamos, tanto miedo, tanto odio. Ése fue nuestro destino. En
el momento en que mi Hijo fue encontrado a la edad de doce años orando en el
templo, nos Lo llevamos a esconderle.
La familia de José se involucró en camuflarnos y sacarnos de
allí, y durante muchos años, viajamos. Primero fuimos a Judea y luego mi
Hijo fue llevado a India, Persia, Egipto, Grecia e Inglaterra. Donde quiera que
íbamos, la Presencia de mi Hijo creaba muchos milagros, aunque Él nunca se
presentó publicamente como el Mesías. Él estuvo muy bien cuidado y vimos mucho
de Él. Vivimos en paz, amor y armonía y solo, por mi esposo José, no hubiésemos
tenido un lugar donde ir, para proteger a mi Hijo hasta que Su Misión pública
comenzó.
Y ahora que Su Segunda Venida es inminente, cada obstáculo
será puesto antes de Su Llegada. Cada Palabra que salga de la boca de Su
profeta, será desgarrada y ridiculizada. Solo un puñado de gente serán privados
de la Verdad alrededor de esta Misión y muchas puertas darán portazos en las
narices de aquellos que sigan Sus instrucciones. Ésta, es una Misión solitaria
para tí, mi niña, y estás siendo instruida para permanecer obediente en todas
las cosas que se te están haciendo saber por Dios.
Ayuda te será enviada. La ayuda también cesará cuando ese
sea el Deseo de mi Hijo. Mientras se ve que pocos siguen ésta Misión, más
millones creen en ella completamente. Porque la Palabra de Dios siempre atraerá
a los que son Suyos, a través del Poder del Espíritu Santo.
Los dolores de parto han empezado, y la labor/el parto no
durará mucho tiempo. Pronto el nacimiento de un nuevo comienzo, amanecerá, y
entonces el Día del Señor finalmente llegará. Niños, estad en paz, porque todas
estas cosas han de pasar antes de que la Tierra sea purgada de pecado.
Vuestra bienamada Madre
Madre de la Salvación