Martes 10 de diciembre de 2013 a las 23:00 hrs.
Mi amadísima hija, cómo me duele ver tanta gente
aceptando la falsa humildad, que se encuentra detrás del humanismo, que es tan
favorecido por aquellos en Mi Iglesia.
Mi Labor como Salvador y Redentor de la raza humana ha sido
ahora olvidado. La falsa humildad, dentro de Mi Iglesia, seguirá siendo
presenciada y todos aplaudirán a los que promueven la necesidad de cuidar del
bienestar material de los necesitados. Todo esto dará lugar a una falsa
religión.
¿Cuándo, los que os llamáis siervos de Dios, decidísteis
reemplazar la Verdadera Palabra de Dios con vuestra propia interpretación
errónea de la misma? ¿Cuándo decidísteis reemplazar al Cristianismo con el
humanismo, donde no se hace mención de Mí? ¿No sabéis que nada resulta, de
lo que no viene de Dios? Qué poco habéis aprendido y qué necios/tontos sois,
si creéis que vuestras supuestas buenas obras - concentradas en el
bienestar material - pueden alguna vez reemplazar/sustituir a la Verdad.
Cuando ignoráis vuestra labor principal - la doctirna más
importante para salvar las almas de los hijos de Dios - entonces nunca podréis
decir que sois siervos Mios. ¡Qué fácil es para vosotros convocar para salvar a
los pobres, los miserables y a los miembros económicamente desfavorecidos de
vuestra sociedad! Siguiendo esta ruta equivocada, en la que buscáis la
admiración del mundo por vuestras así llamadas (supuestas) buenas acciones,
entonces olvidáis la labor más importante, para la que fuísteis llamados. Esto
es para servir a Mí, vuestro Jesús. No es para la búsqueda de popularidad
personal en Mi Santo Nombre. ¿De qué le sirve a alguien tener las
comodidades de la vida cuando no pueden salvar su alma? Si buscáis la
admiración del mundo secular, a través de actos públicos, pensados para que os
hagáis populares, entonces no cargáis Mi Cruz. Si no me imitáis, entonces no
podéis hablar por Mí. No podéis impartir la Verdad cuando vuestro ego
busca popularidad.
Cuando olvidáis el Sacrificio que Yo hice para salvar
vuestras almas, entonces no podéis servirme. Cuando un sacerdote olvida la
razón por la que se hizo servidor Mío, su caída de la gracia es diez veces más
que la de un alma común. Porque cuando él mismo se quita de Mi, se lleva
consigo a las almas que influye y que confían en su juicio. Oíd ahora,
siervos Míos, este, Mi Llamado para salvar las almas de todos aquellos por los
cuales habéis sido designados mediante el Sacramento del Orden Sacerdotal. Cuando
falléis en repetir lo que os han enseñado, vosotros no instruís/enseñáis la
Verdad. Cuando promovéis el humanismo y animáis a esas almas dentro de vuestra
diócesis a hacer lo mismo, vosotros me rechazáis. Me sustituís/reemplazáis, a
Jesucristo, con el deseo no sólo de promover la justicia social, sino para
buscar la admiración por vuestras buenas obras a los ojos de los demás. La
admiración de los demás y vuestro deseo de ser populares significa que ya no
estáis a Mi servicio. Cuando ya no estáis más a Mi servicio, os permitís/exponéis a
caer en el error, y pronto ya no me reconoceréis en absoluto de la manera en
que se supone que debiera ser.
Sólo los pocos, los elegidos, estarán a Mi servicio hasta el
último Día. En ese Día, muchos de los que se llaman servidores en Mi Iglesia
sobre la Tierra llorarán y gritarán pidiéndome que les muestre Misericordia.
Para entonces, ellos me habrán perdido miles de millones de almas y porque
muchos de ellos estarán tan atrapados en la abominación, que no podrán entender
la verdad de su destino, hasta que sea demasiado tarde.
Despertad aquellos de vosotros que estáis incómodos con el
sentimiento de desolación y confusión, que os rodea como servidores Míos en
este momento. Permaneced firmemente enraizados en la Verdad en todo momento.
Recordad vuestra labor como Mis siervos/servidores sagrados, que es
alimentar a Mi Rebaño con la Verdad y aseguraros que ellos reciban el Alimento
necesario para salvar sus almas.
Vuestro trabajo consiste en traerme almas.
Vuestro Jesús
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