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lunes, 23 de diciembre de 2013

No podéis impartir la Verdad cuando vuestro ego busca popularidad

Martes 10 de diciembre de 2013 a las 23:00 hrs.

Mi amadísima hija, cómo me duele ver tanta gente aceptando la falsa humildad, que se encuentra detrás del humanismo, que es tan favorecido por aquellos en  Mi Iglesia.

Mi Labor como Salvador y Redentor de la raza humana ha sido ahora olvidado. La falsa humildad, dentro de Mi Iglesia, seguirá siendo presenciada y todos aplaudirán a los que promueven la necesidad de cuidar del bienestar material de los necesitados. Todo esto dará lugar a una falsa religión.

¿Cuándo, los que os llamáis siervos de Dios, decidísteis reemplazar la Verdadera Palabra de Dios con vuestra propia interpretación errónea de la misma? ¿Cuándo decidísteis reemplazar al Cristianismo con el humanismo, donde no se hace mención de Mí? ¿No sabéis que nada resulta, de lo que no viene de Dios? Qué poco habéis aprendido y qué necios/tontos sois, si creéis que vuestras supuestas  buenas obras - concentradas en el bienestar material - pueden alguna vez reemplazar/sustituir a la Verdad.

Cuando ignoráis vuestra labor principal - la doctirna más importante para salvar las almas de los hijos de Dios - entonces nunca podréis decir que sois siervos Mios. ¡Qué fácil es para vosotros convocar para salvar a los pobres, los miserables y a los miembros económicamente desfavorecidos de vuestra sociedad! Siguiendo esta ruta equivocada, en la que buscáis la admiración del mundo por vuestras así llamadas (supuestas) buenas acciones, entonces olvidáis la labor más importante, para la que fuísteis llamados. Esto es para servir a Mí, vuestro Jesús. No es para la búsqueda de popularidad personal en Mi Santo Nombre. ¿De qué le sirve a alguien tener las comodidades de la vida cuando no pueden salvar su alma? Si buscáis la admiración del mundo secular, a través de actos públicos, pensados para que os hagáis populares, entonces no cargáis Mi Cruz. Si no me imitáis, entonces no podéis  hablar por Mí. No podéis impartir la Verdad cuando vuestro ego busca popularidad.

Cuando olvidáis el Sacrificio que Yo hice para salvar vuestras almas, entonces no podéis servirme. Cuando un sacerdote olvida la razón por la que se hizo servidor Mío, su caída de la gracia es diez veces más que la de un alma común. Porque cuando él mismo se quita de Mi, se lleva consigo a las almas que influye y que confían en su juicio. Oíd ahora, siervos Míos, este, Mi Llamado para salvar las almas de todos aquellos por los cuales habéis sido designados mediante el Sacramento del Orden Sacerdotal. Cuando falléis en repetir lo que os han enseñado, vosotros no instruís/enseñáis la Verdad. Cuando promovéis el humanismo y animáis a esas almas dentro de vuestra diócesis a hacer lo mismo, vosotros me rechazáis. Me sustituís/reemplazáis, a Jesucristo, con el deseo no sólo de promover la justicia social, sino para buscar la admiración por vuestras buenas obras a los ojos de los demás. La admiración de los demás y vuestro deseo de ser populares significa que ya no estáis a Mi servicio. Cuando ya no estáis más a Mi servicio, os permitís/exponéis a caer en el error, y pronto ya no me reconoceréis en absoluto de la manera en que se supone que debiera ser.

Sólo los pocos, los elegidos, estarán a Mi servicio hasta el último Día. En ese Día, muchos de los que se llaman servidores en Mi Iglesia sobre la Tierra llorarán y gritarán pidiéndome que les muestre Misericordia. Para entonces, ellos me habrán perdido miles de millones de almas y porque muchos de ellos estarán tan atrapados en la abominación, que no podrán entender la verdad de su destino, hasta que sea demasiado tarde.

Despertad aquellos de vosotros que estáis incómodos con el sentimiento de desolación y confusión, que os rodea como servidores Míos en este momento. Permaneced firmemente enraizados en la Verdad en todo momento. Recordad  vuestra labor como Mis siervos/servidores sagrados, que es alimentar a Mi Rebaño con la Verdad y aseguraros que ellos reciban el Alimento necesario para salvar sus almas.

Vuestro trabajo consiste en traerme almas.

Vuestro Jesús

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