Lunes, 7 de mayo del 2012, a las 18:19 hrs.
Mi muy querida y amada hija, a Mis iglesias de todo el mundo
les digo esto.
Sabed que estaré siempre junto a vosotros, siempre y cuando
proclaméis Mi Santísima Palabra.
En cuanto a Mi Iglesia Católica, a pesar de que habéis
causado tormentos por culpa de vuestros malos pecados, sabed que nos os
abandonaré nunca, aunque hayáis pecado. Pero sabed esto.
Vuestra fe en Mí no es tan fuerte como debería ser. No Me
amáis como una vez lo hicisteis.
Toda la riqueza que acumulasteis puso una distancia entre
Mí, vuestro Cristo y Salvador, y los hijos ordinarios de Dios.
Habéis ascendido a tales alturas que ya no podría alcanzaros
y ofreceros Mi mano para salvaros de la podredumbre que hay en vuestro interior.
Os fue enseñada la verdad por parte de Mi Pedro, sobre cuya
roca os asentasteis. ¿Y qué hicisteis? Edificasteis gruesos muros de piedra a
vuestro alrededor.
Esto creó una falta de comunicación con respecto a aquéllos
a quienes necesitabais alimentar con Mi Cuerpo y Sangre para que sus almas
pudieran nutrirse.
El respeto que se requería de vosotros al administrar Mi
Santísima
Eucaristía se perdió cuando menospreciasteis Mi Presencia.
Cuando el Vaticano II declaró algunas nuevas reglas, éstas
fueron introducidas por esas fuerzas malignas que habitan en vuestros propios
corredores.
Presentaron con astucia nuevas formas de administrar Mi
Santa
Eucaristía que son un insulto para Mí.
Vuestras pretendidamente tolerantes enseñanzas proclamaron
una serie de mentiras, como el rechazo a reconocer el poder del arcángel San
Miguel.
Él es el protector de la Iglesia contra Satanás. Esas
fuerzas que hay entre vosotros lo sabían. Por esa razón, abandonasteis toda
oración pidiendo su intercesión ante Mí durante la Santa Misa.
Luego perpetrasteis la mayor mentira, que el Infierno no
debía ser temido. Que se trataba sólo de una metáfora. Esta mentira, aceptada
como verdad por muchos hijos de Dios, ha supuesto la pérdida de miles de
millones de almas.
Cómo Me ofendéis. A esos servidores sagrados y humildes que
hay entre vosotros, os pido que volváis a Mis enseñanzas.
No permitáis jamás que las riquezas se acumulen entre
vosotros pensando que son aceptables ante Mis ojos.
Las riquezas, el oro y el poder acumulado en Mi nombre serán
vuestra caída.
No os podéis lucrar de Mi Santa Palabra.
Vosotros habéis sufrido por la manera en que Me habéis
ofendido.
No penséis en ningún caso que estoy culpando a los muchos
papas que se han sentado en la sede de Pedro. Su misión ha sido siempre
protegida.
Muchos papas han sido prisioneros en la Santa Sede, rodeados
por grupos masónicos que no representan a Dios.
Estos grupos odian a Dios y se han dedicado durante
cincuenta años a difundir falsedades acerca de la Misericordia de Dios.
Sus obras han conducido a la Iglesia Católica al colapso.
No ha sido casual. Ha sido algo tramado astuta y
deliberadamente para destruir la fe de la Iglesia. Para destruir el tributo que
los católicos ordinarios deben al único Dios verdadero.
Por esta razón, ahora os veréis abocados al desarraigo.
Después del
Papa Benedicto, seréis dirigidos por Mí desde el Cielo.
Oh, cuánto Me habéis hecho llorar.
Hago un llamamiento, a todos Mis siervos sagrados que
conozcáis la verdad, para que os pongáis de pie y Me sigáis a Mí, vuestro
Jesús, y difundáis la verdad de Mis enseñanzas en humilde sumisión.
Debéis hallar el valor y la fortaleza para levantaros de las
cenizas.
Ante todo, rechazad las mentiras que en breve os serán
presentadas por el Falso Profeta.
Él unirá a la Iglesia Católica con otras iglesias, incluso
con iglesias paganas, para convertirla en una sola abominación. Una iglesia
mundial sin alma.
Vuestro Jesús
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