Mi muy querida bienamada hija, ahora fortalecida, habiendo
soportado la peor prueba hasta el momento, te moverás para impartir Mis
urgentes súplicas al mundo entero.
Ellos, Mis amados hijos, necesitan saber que cuando venga
pronto, ellos estarán cara a cara Conmigo. Cuánto añoro mostrarles que realmente
Existo y cómo espero la alegría en sus rostros cuando presencien Mi Amor y
Misericordia.
Pues muchos de Mis hijos caerán y llorarán lágrimas de
alivio, lágrimas de alegría y felicidad, lágrimas de asombro y amor. Ya que,
por fin, será posible vivir una Nueva Vida a partir de ahí, donde todos puedan
seguir la verdad de Mis Enseñanzas.
Mis hijos no se darán cuenta del significado de este Gran
Acto de Misericordia, el Don más grande jamás otorgado a la humanidad dese Mi
Crucifixión. Porque será a través de este Don del Aviso que los ojos de los
hombres finalmente se abrirán a la Verdad de su entera existencia en esta
Tierra y más allá de ella.
Aquellos que están vivos en este mundo hoy deben comprender
cuán privilegiados son de que se les dé la prueba de la Existencia de Dios, el
Padre Eterno y de Mí, Su amado Hijo, aunque esto esté más allá de su
comprensión.
Después del Aviso no regresen a sus antiguos caminos
Les ruego a todos ustedes, a que cuando hayan visto Mi
Presencia y se les haya mostrado cómo el pecado no solo me ofende, sino que los
impulsa hacia abajo por el sendero al Infierno, que no deben regresar a sus
antiguos caminos.
El periodo después del Aviso es crucial para la paz del
mundo y su salvación. No rechacen este Don. Sujétenlo con ambos brazos.
Permitan que el Aviso los traiga como uno en Mí. Cuando hagan esto y recen por
guía, serán recompensados con el Nuevo Paraíso en la Tierra donde no les
faltará nada.
Regocíjense. Escúchenme. Hagan caso a Mi Mensaje y permítan
que Mi amor los envuelva hacia Mi glorioso Reino.
Los amo a todos. La próxima vez cuando sientan una repentina
sensación de amor en su corazón por uno de sus semejantes, recuerden que este
Regalo viene de Mí. Sin amor no hay vida.
Su Divino Rey de Misericordia
Jesucristo, Hijo de Dios el Padre Eterno
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