Martes 04 de febrero de 2014 a las 15:00 hrs.
Mi queridísima hija, hoy es un día especial, por haberme
sido dado por fin el regalo de tu completa aceptación de esta Misión.
Cuando Yo toco los corazones de las almas, a las cuales Yo
Llamo para que proclamen Mi Palabra, es abrumador para el alma elegida. Mi
Presencia impacta, así como también tranquiliza. Causa un tremendo trastorno, y
esto, requiere una plena confianza del alma. Es aterrador para todos los que
presencian Mi Intervención, ya que requiere gran discernimiento, debido al
conflicto de emociones que se crean en el alma.
El alma, al principio, se debilita por la fuerza pura de la
Presencia del Espíritu Santo y el cuerpo se siente pesado. Los sentidos se
agudizan y el intelecto se apelmaza. Poco después, hay una urgencia natural de
preguntarse qué está pasando y las dudas pueden instalarse. Pero la Presencia
del Espíritu Santo es impenetrable y así permanecerá hasta que se hace Mi
Voluntad, mientras el alma acepta eso que se espera de ella. Luego, el anhelo
de claridad, junto con una necesidad de reconfirmación, envuelve al alma. Y
mientras ella busca consuelo y valor, la Fuerza del Espíritu Santo no puede ser
frenada, parada ni retenida.
La disposición del alma de permitirse a sí misma convertirse
en un instrumento del Espíritu Santo, a fin de poder proclamar la Verdad,
implica que ella es impotente para influenciar la Palabra, intervenir con ella,
o alterarla de alguna manera.
El intelecto humano la combate, de vez en cuando. A la vez
que el alma está tranquila por el Espíritu Santo y ya no lo teme más, siempre
existe la esperanza para el alma, de que la vida continúe como antes, cuando la
Misión se acabe. Pero claro, este no es siempre el caso. Por eso en esta,
Mi Misión de reunir a Mis hijos y llevarlos a salvo a Mi Mundo sin fin, no hay
fin para esta Misión. Permanecerá en su lugar hasta el último Día. Ahora
que tú aceptas ésta realidad y ya no deseas otra alternativa, puedes por fin
encontrar paz en tu corazón, hija Mía.
Hijos, es solamente cuando por fin aceptéis Mi Regalo al
mundo del Libro de la Verdad que encontraréis paz en vuestros corazones. Es
solamente cuando aceptéis que Yo, Dios el Altísimo – Todo lo que Es y Será –
comunico al mundo en este momento, que seréis capaces de confiar en Mí
plenamente.
Yo deseo que aceptéis la Verdad, no con dudas en vuestros
corazones, sino con amor y confianza. Cuando hagáis esto, Yo os inundaré con Mi
Paz y Amor. Solo entonces estaréis llenos de alegría y felicidad. Solo entonces
seréis libres.
Vuestro Padre
Dios el Altísimo
Leer más: