Domingo 12 de junio de 2011 a las 19:00 hrs.
Mi amada hija, las gracias que son recibidas por Mis hijos
en la Adoración Eucarística son poderosas. No solo te dan las gracias para
sobrellevar los sufrimientos de la vida, te hacen más fuerte en tu amor por Mí,
tu dedicado y leal Salvador.
El amor que es vertido sobre las almas durante la Adoración
es dado en abundancia. El alma siente este desbordamiento de Mis gracias en
tantas diferentes maneras. El primer Don es uno de paz en su alma. Lo sentirán
instantáneamente después de que hayan completado su tiempo en estrecha unión
Conmigo.
Tantos y tantos de Mis hijos se están negando a sí mismos
los muchos dones que tengo para ofrecer en la Adoración, donde dedican ustedes
una hora de su tiempo ante Mi Presencia en el altar. Mientras los católicos
están conscientes del Poder de la Eucaristía, muchos no reconocen la
importancia de este importantísimo tiempo Conmigo en contemplación. Simplemente
ignoran este Don. Les aburre tener que pasar este tiempo adicional Conmigo.
Oh, si tan solo supieran cuán fuerte los haría esto. Sus
miedos y preocupaciones serían disipados si solo me hicieran compañía en íntima
y silenciosa reflexión. Si Mis hijos pudieran ver la Luz que envuelve a sus
almas durante esta Hora Santa especial, estarían sorprendidos.
Hijos, es durante esta hora que ustedes están muy, muy cerca
de Mí. Esto es donde su voz, sus ruegos, sus promesas de amor por Mí, serán
escuchadas. Muchas gracias maravillosas son dadas a ustedes, hijos, en este
momento, por eso por favor no ignoren Mis súplicas de dedicar este tiempo en Mi
compañía.
Las recompensas los harán libres de preocupaciones
Las recompensas los harán libres de preocupaciones, buenos
de corazón, mente y alma y más tranquilos en sí mismos. Cuando me reciban en la
Eucaristía, llenaré su alma. Pero cuando vienen a Mí en Adoración, los cubriré
a tal punto que las compuertas de Mi Misericordioso Amor saturarán su mente,
cuerpo y alma. Sentirán una fortaleza que producirá una silenciosa confianza
que encontrarán difícil de ignorar.
Vengan a Mí, hijos, ahora. Necesito de su compañía. Necesito
que hablen Conmigo cuando Mi Divina Presencia está en lo más fuerte. Los amo y
quiero vertir todas Mis gracias sobre ustedes, para que así puedan
infundir/incorporar su alma a Mi Sagrado Corazón.
Su amoroso Salvador
Jesucristo
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