Lunes 24 de noviembre de 2014 a las 15:30 hrs.
Mi muy querida bienamada hija, cuánto consuelo necesito en
este momento ya que muchos se han apartado de Mí. Mis lágrimas fluyen en
grandes torrentes mientras el ejército de Satanás, infestado con uno de los más
viles de sus demonios, Jezabel, ha seducido/tentado a muchos de los que
profesan representarme. ¡Cuánto han olvidado y que poco se acuerdan de Mi
Promesa de venir de nuevo!
El tiempo de Mi Segunda Venida está llegando muy cerca y el
ejército de Satanás se ha reunido en gran número, dispuestos para hacer la
batalla contra aquellos que Yo llamo Los Mios. Este ejército malvado será
dirigido por Mis enemigos y no hay nada que dejen de hacer para tratar de
engañar al mundo a que crean en sus falsedades. Hablando en Mi Nombre, van a
llevarse con ellos hombres y mujeres santos y llegarán a ser una fuerza que hay
que tener en cuenta. Aceptados con gran entusiasmo por el mundo secular,
cambiarán la faz de la tierra y a su paso(como consecuencia) causarán
estragos.
La tierra, infestada por sus malvadas maneras, gemirá de
dolor y con esto será presenciada una gran agitación. Cada
acto perverso de profanación, que ellos inflijan sobre Mi
Cuerpo, se manifestará a través de los cambios en el clima, el
fracaso de los cultivos, los cambios en la atmósfera y un
diluvio de semejante magnitud, habrá pocas naciones de la
tierra que no serán tocadas por sus acciones. Mi Padre infligirá gran
sufrimiento sobre ellos.
Porque todos los que condenan en Mi Nombre, también, serán
condenados. Por cada acto de dolor que inflijan a los hijos de Dios, ellos
también, van a sufrir el mismo dolor. El infierno, que ellos traerán a millones
dará como resultado un castigo, el cual será similar a los fuegos que arden/queman
a diario en el abismo eterno.
Las Puertas del Cielo se les cerrarán de golpe en sus caras
y ellos gritarán en agonía cuando, en el Último Día, sean cegados por Mi Luz.
Ellos correrán, como los cobardes que son, y tratarán de encontrar refugio de
Mi Justicia, pero no encontrarán ningún lugar de consuelo. Cegados, van a
correr, caerán y no habrá ningún lugar a donde ir. Dejados atrás, porque
ninguno de ellos tendrá la fortaleza o la fuerza de voluntad para pedir Mi
Ayuda, porque ellos habrán extirpado toda la Vida que podrían haber tenido,
pero de la que ya no pueden hacer uso.
Escuchadme ahora, mientras solemnemente declaro, el
hombre que vive por Mi Palabra, y que permanece fiel
a Mí, no tiene nada que temer. El hombre que me maldice y
que cierra la puerta a Mi Reino firmemente detrás de él, será arrojado
lejos.
Vuestro Jesús
Leer más: