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lunes, 8 de diciembre de 2014

La tierra, infestada por sus malvadas maneras, gemirá de dolor

Lunes 24 de noviembre de 2014 a las 15:30 hrs.


Mi muy querida bienamada hija, cuánto consuelo necesito en este momento ya que muchos se han apartado de Mí. Mis lágrimas fluyen en grandes torrentes mientras el ejército de Satanás, infestado con uno de los más viles de sus demonios, Jezabel, ha seducido/tentado a muchos de los que profesan representarme. ¡Cuánto han olvidado y que poco se acuerdan de Mi Promesa de venir de nuevo!

El tiempo de Mi Segunda Venida está llegando muy cerca y el ejército de Satanás se ha reunido en gran número, dispuestos para hacer la batalla contra aquellos que Yo llamo Los Mios. Este ejército malvado será dirigido por Mis enemigos y no hay nada que dejen de hacer para tratar de engañar al mundo a que crean en sus falsedades. Hablando en Mi Nombre, van a llevarse con ellos hombres y mujeres santos y llegarán a ser una fuerza que hay que tener en cuenta. Aceptados con gran entusiasmo por el mundo secular, cambiarán la faz de la tierra y a su paso(como consecuencia) causarán estragos.

La tierra, infestada por sus malvadas maneras, gemirá de dolor y con esto será presenciada una gran agitación. Cada acto perverso de profanación, que ellos inflijan sobre Mi Cuerpo, se manifestará a través de los cambios en el clima, el fracaso de los cultivos, los cambios en la atmósfera y un diluvio de semejante magnitud, habrá pocas naciones de la tierra que no serán tocadas por sus acciones. Mi Padre infligirá gran sufrimiento sobre ellos.

Porque todos los que condenan en Mi Nombre, también, serán condenados. Por cada acto de dolor que inflijan a los hijos de Dios, ellos también, van a sufrir el mismo dolor. El infierno, que ellos traerán a millones dará como resultado un castigo, el cual será similar a los fuegos que arden/queman a diario en el abismo eterno.

Las Puertas del Cielo se les cerrarán de golpe en sus caras y ellos gritarán en agonía cuando, en el Último Día, sean cegados por Mi Luz. Ellos correrán, como los cobardes que son, y tratarán de encontrar refugio de Mi Justicia, pero no encontrarán ningún lugar de consuelo. Cegados, van a correr, caerán y no habrá ningún lugar a donde ir. Dejados atrás, porque ninguno de ellos tendrá la fortaleza o la fuerza de voluntad para pedir Mi Ayuda, porque ellos habrán extirpado toda la Vida que podrían haber tenido, pero de la que ya no pueden hacer uso.

Escuchadme ahora, mientras solemnemente declaro, el hombre que vive por Mi Palabra, y que permanece fiel a Mí, no tiene nada que temer. El hombre que me maldice y que cierra la puerta a Mi Reino firmemente detrás de él, será arrojado lejos.

Vuestro Jesús

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