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lunes, 15 de diciembre de 2014

La gente ha perdido el amor en sus vidas porque ya no me veneran

Jueves 27 de noviembre de 2014 a las 19:50 hrs.

Mi muy querida bienamada hija, gran parte del sufrimiento experimentado/vivido por los hombres, durante los próximos años, será el del espíritu.

El sufrimiento espiritual se sentirá no sólo por Mis seguidores, que siguen siendo fieles a la Palabra de Dios, sino también por todos los hombres, cualquiera que sea  (su creencia) lo que ellos creen. Satanás y sus demonios, desde el rango más alto hasta el más bajo, deambulan por todo el mundo, propagando el odio entre los hijos de Dios. El odio se ha apoderado de la raza humana y se puede ver de muchas maneras. Cuando Satanás tienta/seduce a un alma a un brote de odio, lo hace mediante la creación de un sentimiento de celos en la persona vulnerable y pronto esto se convierte en odio. El odio se propaga y afecta a todas las edades.

El espíritu de amor y caridad, que una vez estuvo presente en los corazones de la humanidad, se ha debilitado y esto significa que el amor que unió a las comunidades, las naciones y los países en conjunto, ha sido roto. La gente ha perdido el amor en su vida, porque ya no me veneran. Yo, Jesucristo, he sido olvidado. Tan ocupados están en el trato con las cosas del mundo que han creado, para sí mismos, una existencia muy solitaria. Una vez que falta el amor en vuestra vida, una gran parte de vosotros se queda seca y se marchita como una planta hambrienta. 

Dios es Amor, y cuando el amor está presente en el mundo, hay una mayor armonía y paz. Lo opuesto al amor es el odio, el cual, proviene del diablo. Si vosotros permitís que el odio llene vuestros corazones, éste se pudrirá dentro de vosotros y crecerá como un cáncer hasta que os devore. El odio destruye vidas y crea terribles divisiones. Envenena vuestra alma. Crea profunda infelicidad en las almas de los que han permitido que les dicte cada acción que emprenden. El odio se propaga de un alma a otra muy rápidamente, ya que, una vez que os involucráis con una persona que está llena de odio, obtendrá un control sobre vosotros tentándoos a escuchar cada razón dada para justificarlo.

Los Cristianos, que permiten que el odio los infeste, nunca deben sucumbir usando  Mi Santo Nombre para incitar al odio de cualquier tipo en contra de otro ser humano. Debéis pedirme que libere vuestra alma del odio porque si le permitís que tome posesión de vuestra alma, nunca veréis Mi Rostro.

Utilizad el tiempo concedido a vosotros, para amarme más, porque cuando me améis realmente, este amor será correspondido. Seréis entonces incapaces de participar en cualquier tipo de diálogo donde el odio esté presente.

Amadme y os resultará más fácil amar a los demás. Si odiáis a otra persona vosotros no me conocéis.
Vuestro Jesús