Domingo 4 de mayo de 2014 a las 16:23 hrs.
Mi queridos hijos, cuando Dios envió profetas al mundo,
ellos fueron simples mensajeros. Ellos fueron enviados para impartir la Verdad
– la Palabra de Dios.
A lo largo de los siglos, muchos de los hijos de Dios
malinterpretaron la misión/labor de los profetas. Algunos empezaron a
idolatrar a los profetas, en vez de simplemente aceptar la Palabra de Dios y
darle gloria a Dios. Ellos crearon dioses de los profetas, y los Mensajes
entregados al mundo – incluyendo aquellos de mi Hijo, Jesucristo – se
volvieron menos importantes que los profetas que los entregaban.
Hijos, los profetas de Dios, los ángeles de Dios, los
visionarios y los videntes no eran merecedores de esta idolatría. Ellos todos
fueron gente sencilla (común y corriente) con poco o sin ningún conocimiento de
los asuntos Divinos, por lo cuál ellos fueron elegidos. Lo
importante son los Mensajes, y los mensajeros son simplemente los transmisores
de la Palabra. La Palabra de Dios, entregada a través de los profetas, nunca
debe ser echada a un lado, mientras que el profeta es subido a un pedestal de
su propio hacer.
La Palabra de Dios jamás debe ser ignorada. La Imágen de
Dios jamás debe ser reemplazada por imágenes de Sus profetas, o de santos, que
se hayan ganado Su Favor. Debéis pedir a los santos y a los profetas que
intervengan en vuestro nombre (a vuestro favor), pero nunca debéis prodigar a
ellos con alabanzas, las cuales deben ser reservadas para Dios, el Creador de
todo lo que es divino. Lo mismo aplica al día de hoy. Debéis honrar primero a
Dios, y ponerle/colocarle a Él delante de todo lo que sea. Vosotros
debéis adheriros a la Palabra, la cual fue establecida desde el principio y
nunca os desviéis de ella, ya que no se puede ni jamás podrá ser cambiada. La
Palabra de Dios es definitiva.
Las Enseñanzas de mi Hijo fueron dadas a conocer a la
humanidad cuando Él anduvo/caminó en la Tierra. Ellas explican
sencillamente la Palabra en mayor detalle, pero nunca se desviaron de la Verdad.
Hoy, el hombre sigue siendo el mismo que fue cuando mi Hijo vino la primera
vez. El hombre sigue siendo débil, fácilmente influenciable y sigue siendo un
pecador hoy, igual que lo fue entonces. Si algún profeta u hombre, que
diga hablar en el Nombre de Dios, os dice que la Palabra debe ser adaptada para
convenir a las necesidades actuales del hombre, entonces debéis estar en
guardia. Si se os dice que la Palabra significa realmente algo completamente
distinto, entonces no la aceptéis. Los hombres, incluyendo a aquellos que
sirven a Dios, no tienen la autoridad de alterar la Verdad.
Cuando un hombre proclama estar divinamente inspirado y
entonces cambia la Palabra para convenir al mundo secular, no debéis confiar en
él. Dios nunca permitiría que Su Palabra fuese cambiada o malinterpretada para
adaptarse al hombre. Recordad, cuando idolatráis al profeta y prodigáis
alabanzas para él, vosotros ofendéis a Dios. Cuando aceptáis cambios de lo
que está contenido en la Santísima Biblia, cualquiera que contradiga la Palabra
de Dios, entonces os apartáis(cortáis el contacto) vosotros mismos de la Verdad.
Si aceptáis falsedades, como un medio para servir a Dios, con/según vuestras
propias condiciones, entonces os separáis de Dios.
Vuestra bienamada Madre
Madre de la Salvación