Martes 25 de marzo de 2014 a las 15:30 hrs.
Mis queridos hijos, cuando Dios me eligió como Madre de Su
Hijo Unigénito, era para que yo pudiera dar gloria a Dios sirviéndole, para
entregar al mundo el tan anhelado Mesías. Yo era simplemente una humilde
servidora en aquella época, tal como soy ahora.
Recordad siempre que cuando servís a Dios, en Su Plan para
traer la Salvación Eterna al mundo, sóis simplemente Sus siervos/servidores. Estar
al servicio de Dios requiere un profundo sentido de humildad. No puede ser
de otra manera. Esta Misión, la última, autorizada por mi Padre en Su
Plan, para traer la salvación definitiva a Sus hijos, atraerá a millones de
almas para servirle a Él. Vendrán de todos los rincones de la Tierra. Muchas
no estarán conscientes de su vocación, hasta que recen la Cruzada de Oraciones. Será
a través de la recitación de las Oraciones de la Cruzada que el Espíritu Santo
va a cautivar a esas almas y entonces estarán preparadas para llevar la Cruz de
mi Hijo.
Si de verdad servís a mi Hijo y acudís en Su ayuda, para que
así que Él pueda traer la salvación a todos los pecadores, entonces vosotros
tendréis que aceptar el peso de la Cruz. Cuando servís a mi Hijo, pero
luego resentís el sufrimiento que ello os traerá, esto causará que la barrera
que os protege del maligno se rompa.
Satanás nunca molestará a aquellos que siguen a visionarios
falsos o a sus seguidores, porque él sabe que ellos no producen fruto. Él,
sin embargo, en el caso de las misiones auténticas, atacará con severa
crueldad. Él usará las almas débiles, afectadas con el pecado de orgullo,
para asaltar/atacar a los verdaderos discípulos de mi Hijo. Para
aquellos que respondan a mí, la Madre de la Salvación, el odio de él (de
satanás) será más evidente cuando mi Medalla de la Salvación se ponga a
disposición por todo el mundo.
La Medalla de la Salvación convertirá a miles de millones de
almas y, por lo tanto, todo esfuerzo será hecho por el maligno para detenerla. Vosotros
veréis, por este tipo de ataques, el veneno absoluto que será vertido por el
maligno y por cada agente/representante suyo, pues él no quiere que esta
Medalla se entregue a los hijos de Dios. Hijos, no debéis ceder a las
presiones o a la maldad, que emanarán de los que se han alejado de mi Hijo. Hacer
esto es ceder a Satanás. En su lugar, debéis pedirme, a vuestra amada
Madre, que os dé la fuerza para continuar y para que proteja la Misión de
Salvación en este tiempo del aniversario de la Anunciación.
Debéis recitar esta Cruzada de Oración (143) Para
proteger la Misión de Salvación:
Oh, Madre de la Salvación, protege esta Misión, un Regalo de
Dios, para traer la Vida Eterna a todos Sus hijos por todas partes. Por
favor interviene, en nuestro nombre, a través de tu Hijo amado, Jesucristo,
para que nos dé el coraje para llevar a cabo nuestros deberes para servir a
Dios en todo momento y especialmente cuando sufrimos a causa de
esto. Ayuda a esta Misión para convertir a miles de millones de almas, en
conformidad con la Divina Voluntad de Dios y para transformar esos corazones de
piedra en amorosos servidores de tu Hijo. Concede a todos nosotros, los
que estamos al servicio de Jesús en esta Misión, la fuerza para superar el odio
y la persecución de la Cruz y para acoger el sufrimiento que viene con ello,
con una generosidad de corazón y con plena aceptación de lo que puede venir por
delante. Amén.
Mis queridos hijos, nunca permitáis que el temor de servir a
Dios os detenga en el camino de vuestra proclamación de Su Santa
Palabra. El miedo viene de Satanás – no de Dios. El coraje y la
fortaleza, combinadas con la humildad y el deseo de cumplir con la Voluntad de
Dios, solo pueden venir de Dios.
Doy gracias hoy, en este aniversario de la Anunciación, a mi
bienamado Padre, Dios el Altísimo, por el Regalo que Él le dio al mundo cuando
Él me pidió dar a luz a Su bienamado Hijo con la finalidad de redimir a la
humanidad y llevar al mundo a Su Reino Eterno.
Vuestra amada Madre
Madre de la Salvación