Martes 3 de septiembre de 2013 a las 16:45 hrs.
Mi amadísima hija, es Mi mayor deseo clamar a la gente por
todo el mundo, quienes me han cortado de sus vidas, a que vuelvan a Mí. Muchas
almas, guiadas por la idea de que Dios puede de hecho no existir, han decidido
olvidarse de Mí, su amado Jesús. Me preocupo por esta pobre y confusa gente
porque los amo entrañablemente y extraño su compañía.
Si se han alejado de Mí y encuentran difícil reconciliar su
visión de un apresurado mundo moderno con una simple creencia en Mí,
Jesucristo, entonces déjenme ayudarlos a entender. Ustedes están separados de
Mí debido al pecado. Cuando el pecado desgracia su alma, una oscuridad
desciende sobre ella y esto hace difícil aceptar la Luz de Dios. Cuando esto
sucede, su corazón se vuelve endurecido. Y luego su intelecto se involucra y
esto es cuando ustedes erróneamente creen que Dios no podría existir, porque la
lógica dicta que Él no puede.
Su vida es tan solo un momento fugaz en su vida entera.
Ustedes están en el exilio. La Verdad se encuentra en el futuro, cuando finalmente
vuelvan a casa a Dios en su estado natural. Comprendo cuán difícil es para el
hombre permanecer cerca de Mí ya que enfrenta tantas distracciones, tentaciones
y oscuridad en la Tierra.
Cuando sientan que no pueden sentir Mi Presencia o Mi Amor,
quiero que reciten esta
Cruzada de Oración (119) Para sentir el Amor de
Jesús
Jesús ayúdame, estoy tan confundido.
Mi corazón no se abre a Ti.
Mis ojos no pueden verte.
Mi mente te bloquea.
Mi boca no puede pronunciar palabras para consolarte.
Mi alma está nublada con oscuridad.
Por favor, ten piedad de mí, un pobre pecador.
Me siento desamparado, sin Tu Presencia.
Lléname con Tus Gracias, para que tenga el valor para llegar
a Ti, para suplicarte por Misericordia.
Ayúdame, Tu discípulo perdido, quien Te ama, pero quien ya
no siente que el amor se aviva en mi corazón, para ver y aceptar la Verdad.
Amén.
No es fácil estar en unión Conmigo. Deben perseverar hasta
que sientan Mi Presencia en su alma. Llámenme y correré y abrazaré su pobre
alma miserable y los llevaré, guiaré y traeré a su salvación eterna. Sin
importar lo que hayan hecho, nunca deben tener miedo de llamarme. Respondo a
todo pecador, sin importar quiénes son. Ni uno de ustedes está sin la mancha
del pecado. Espero su llamado.