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domingo, 4 de agosto de 2013

Miren detrás de la máscara del humanismo y no encontrarán signos de Dios

Sábado 27 de Julio de 2013 a las 19:22 hrs.
Mi amadísima hija, es Mi Deseo que todos Mis queridos seguidores recen fuerte para desviar el daño a las almas, debido al crecimiento del ateísmo. El ateísmo no siempre se declara a sí mismo. Muy a menudo, las personas quienes han decidido, por cualquier razón, ya no creer en Dios, crean un sustituto.

Debido a la constitución del hombre, él debe buscar una causa para justificar su existencia. La maldición del humanismo es que exalta al hombre a los ojos del hombre. Todo lo que debe hacerse, según el humanista, es asegurar que las necesidades del hombre vienen primero. Mucha gente confunde el humanismo con el cristianismo. Cuando uno proclama la importancia de los bienes mundanos en la vida del hombre, cueste lo que cueste, a fin de evitar el sufrimiento o la pobreza, es fácil suponer que esta es una forma de amor por su prójimo.

Si dicen que quieren poner fin a la pobreza, el desempleo y otras miserias, muchos pensarán que están hablando en Nombre de Dios. Miren detrás de la máscara del humanismo y no encontrarán signos de Dios, ni oirán Su Nombre mencionado. Aquellos que viven sus vidas como humanistas no aman a Dios. Solo se aman a sí mismos. También creen que todo lo que importa es el bienestar – generalmente bajo la forma de cosas mundanas – de la humanidad, como un medio para un fin.

Mientras que puede parecer caritativo, ser visto que se preocupan por las necesidades del hombre, nunca pueden sustituir a Dios, al colocar las necesidades del hombre primero. Cuando hacen esto, insultan a Dios. El humanismo, mientras que tiene todos los signos exteriores de amor por Dios, no es lo que parece. Detrás de la máscara de amor se esconde un amor a sí mismo. El hombre morirá, su cuerpo se convertirá en polvo, su alma perdurará, sin embargo, el humanismo les ha hecho creer que el hombre es inmortal.

Tengan cuidado cuando acojan el humanismo, porque cuando lo hacen, ustedes se aíslan de Mí.

Su Jesús